Esto es Richmond en pesos, compresión de 3 horas (dos velas por rueda) y escala lineal.
En el contexto que ya todos conocemos por diversas fuentes, el papel alcanzó 284 (A) para inmediatamente corregir un -21% (B). Luego llegaron C y D para conformar entre estos cuatros puntos al prolijo banderín que podemos ver en este gráfico... mientras el laboratorio aguarda noticias de Moscú relativas a la calidad de las muestras enviadas con las primeras dosis producidas en el país. Pero no quiero meterme en fundamentals y prefiero centrarme en la información contenida en el gráfico, y esta propone, desde el chartismo más simple, que superar ese banderín (y esa línea roja punteada) habilita un primer moderado objetivo por los 315 (+20%) y otro más ambicioso por los 390 (a casi +50%).
Una locura, sí. Pero el papel viene haciendo locuras así desde el 2019, año en el que ofreció los mejores rendimientos (en dólares) cuando todo el resto del mercado local sufría pérdidas más que importantes.
¿Y qué hacemos con todo esto?
Fácil: si rompe el banderín con ballenas apareciendo en el volumen, vendemos hasta los zapatos y tomamos posición. Antes no, al menos yo.
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